Inés y la alegría


Inés y la alegría es una novela muy bien escrita de la genial y adictiva Almudena Grandes. En ella despliega toda su maestría convirtiendo la obra en una especie de documental o historia novelada dedicada al blanqueamiento de la ideología comunista con la excusa de la invasión del Valle de Arán por parte del ejército del PC de origen español, que luchó en la Segunda Guerra Mundial contra la Alemania nazi en el sur de Francia.

Me recuerda mucho a Los Cipreses creen en Dios de José María de Gironella, donde se idealiza y santifica a los personajes que están a favor de la ideología fascista y son miembros o simpatizantes de la Falange.

En Inés y la alegría casi se llega al escrito panfletario. Se inicia con una mujer reprimida por su familia que por intuición no divina se convierte en una ferviente militante comunista que huye del yugo asfixiante que la mantiene en la inactividad, y dedica su casa y su dinero a la causa comunista en la Madrid republicana. De ahí pasa a la cárcel con resignación militante y atraviesa su calvario familiar hasta que ve su liberación en la invasión del ejército rojo del Valle de Arán, que inicia la reconquista de España de las huestes del dictador Franco. Huye y se enamora fervientemente de una excelente persona luchadora como es el capitán Galán, a quien pone en los altares ideológicos del Partido junto con sus compañeros, también sin tacha ni maldad ninguna. Y así va desarrollándose la historia con sus altibajos...

El espíritu crítico se ceba en Carmen de Pedro, a quien califica de tonta y de todo lo inepto, inútil y sin personalidad que se puede ser, con una inquina machista que es difícil de entender.

Con este libro me pasa lo mismo que con el de Gironella, que ya el resto de la saga se me hace muy cuesta arriba viendo como es el primero y, de la misma forma que llevo más de 30 años para empezar el segundo de la trilogía de la guerra, me da que me va a pasar lo mismo con los Episodios de una guerra interminable.

Me da un poco de pena que la causa ideológica empobrezca las novelas de Almudena Grandes, lo mismo que en el caso de Gironella, pero imagino que se lo pide el cuerpo como a otros nos lo pide leerlos.




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